En junio de 2016, la población mayoritaria del Reino Unido (UK, por sus siglas en inglés) votó por dejar la Unión Europea (EU, por sus siglas en inglés), aceptando los pros y los contras de esta decisión, tanto en cuestiones sociales como económicas. En este contexto, las disposiciones y obligaciones en relación a precios de transferencia también iban a cambiar, así como la estructura de muchos grupos multinacionales ante las diferencias tributarias y legales que se plantearían.
La estructura organizacional de las corporaciones en EU y UK, antes del Brexit, permitía a las mismas operar con normas, directrices y obligaciones únicas dentro del territorio europeo, promoviendo y facilitando la interacción entre las empresas de mismo grupo y aumentando la provisión de bienes y servicios a terceros. Este nuevo escenario impulsará a los grupos multinacionales a buscar nuevas estructuras u organizaciones de establecimientos, como clientes o proveedores de bienes y servicios, para aprovechar los beneficios o superar los retos de las nuevas fuentes de financiamiento, costos de capital, tributación y acceso a mercados que plantea el Brexit.
En relación específica a los precios de transferencia, la salida de UK presenta un problema de tributación de acuerdo a dónde se establezca la empresa en relación a sus clientes o proveedores. En la previa estructura podíamos encontrar empresas ubicada en UK y, desde allí, proveer de bienes o servicios a sus clientes o sucursales. Esto era posible debido a que, independientemente de dónde se ubique geográficamente la empresa, en territorio de EU o UK, todas enfrentaban las mismas normas en relación a la tributación, intercambio de información y obligaciones formales.
Sin embargo, ante el Brexit, los grupos multinacionales con matrices en UK no podrán fácilmente proveer de servicios a sus sucursales o clientes. Por lo cual deberán, de acuerdo al acceso y participación de mercado que tengan, cambiar la locación de sus matrices o establecer corporaciones en territorio de la EU, que mantenga el trato directo con la matriz, pero que asuma mayores responsabilidades en relación a las sucursales y clientes.
En este escenario, los datos de traslación y establecimiento de nuevas sedes en territorio de EU reportan que el país predilecto para esto son los Países Bajos. Desde aquí las empresas buscan mantener sus operaciones en territorio europeo, a la vez de contar con un escenario de trabajo ventajoso tanto social (sociedad bilingüe y abierta) como económico (amplia conectividad aeroportuaria con el resto de Europa y diversos incentivos fiscales).
De estas nuevas configuraciones empresariales respecto al Brexit, vemos como una decisión política puede traer diversas consecuencias o repercusiones en la estructura organizacional de los grupos multinacionales. Así mismo, veremos cómo el mundo empresarial se reconfigura respecto a la crisis de salud de esta nueva década. Veremos ahora qué decisiones y noticias nos esperan luego de que pase la turbulencia y el sector empresarial salga de su aterimiento.
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Por: Junior Ojeda